Son todo planes, todo el mundo se teje su propia red de futuro. Nos fijamos unos sueños y unas metas, siempre pensamos en lo que vamos a hacer después. Cuando empieza el día ya estás intentando definir tus pasos: me levanto, me ducho, estudio, me voy a trabajar, como, salgo,… BLABLABLA Siempre lo mismo, nunca dejamos que fluyan las cosas, que salgan solas, siempre tiene que haber algo planeado, algún plan B por si el A se nos jode. Queremos controlarlo todo y nos da miedo no poder hacerlo. Y así no, así no debería ser. Los mejores planes son los improvisados. Lo bueno está en lo desconocido.
Sin embargo, siempre tengo que tejer mi red, la que me salvará cuando esté cayendo al vacío.. o al menos eso creo a veces. Tantos planes y tan pocos se cumplirán.. que a lo mejor eso es lo bueno y cualquier día, el que parezca ser el más normal de todos, será uno de los mejores. Eso nunca lo vamos a saber, por lo que os aconsejo (ME aconsejo) disfrutar el momento, mentes en blanco y apreciar lo que tenemos al lado, cualquier pequeño detalle, ese que hará a cada día diferenciarse del anterior y del siguiente, ese que nos salvará de la tan odiada rutina.