sábado, 16 de mayo de 2009

Psychedelic dream

Un tímido sol que se colaba por las rendijas de la persiana hizo que se despertara. La grata sensación de acordarse del sueño que había tenido esa noche, invadió su cara arrancándole una sonrisa de la boca.

En ese sueño la naturaleza le acogía, tomaba formas insospechadas, las plantas cobraban vida, las nubes se acercaban a él, le acariciaban. Los colores brillaban más que nunca, mil tonos diferentes de verde le envolvían, el pelo rojo de la chica que estaba al lado suyo, el autobús rosa chicle que pasó por allí de nadie sabía dónde y hacia ningún sitio, las formas naranjas, rojas y amarillas con forma de mariposas entrelazadas que aparecían cuando cerraba sus ojos, una explosión de sabor en su boca cuando mascaba chicle.

Era curioso, aquello que el hombre había creado artificialmente llegaba incluso a producirle miedo, los edificios se abalanzaban sobre él, parecía que de un momento a otro le engullirían. No podía seguir mirándolos, tenía que huir de la civilización, tenía que contemplar la belleza de esa naturaleza que le acogía.

Se compadecía de aquellas pobres almas que vagaban con un rumbo fijo, con prisa, con obligaciones, y que no se paraban a contemplar lo maravilloso del paisaje, no podían, estaban inmersos en su mundo y nada les iba a hacer salir de él.

Era maravillosa esa sensación, no caminaba, iba flotando encima de una nube que se dirigía a algún sitio. Poco a poco una música iba haciéndose cada vez más audible, le gustaba, conocía esas canciones. Sin más dilaciones se puso a dar vueltas a un ritmo que no concordaba con lo que estaba sonando, era consciente, pero le daba igual, le apetecía moverse de esa forma y era lo que estaba haciendo. Se sentía libre. Mirar, observar, notar el viento en sus brazos, sentir. Sentir como nunca antes había sentido.

viernes, 1 de mayo de 2009

Diferente primavera

Esta primavera en vez de ser alegre, como tópicamente suelen ser, estaba siendo agotadora, triste, aburrida, estresante. Incluso los días, en vez de ser soleados y los parques animar a tumbarse en su césped verde, parecían adecuarse a sus sentimientos.
A lo largo de un día cambiaba varias veces de estado de ánimo sin ton ni son y eso no podía ser así. No podía ser así porque iba a conseguir volverla loca y volver loco a todo el mundo. Sólo quería escapar lejos. Irse de aquí y de allí. No permanecer más de dos semanas en el mismo sitio. Y nunca antes había deseado tanto poder echar unas alas imaginarias al vuelo. Y volar a nadie sabe dónde. Ni siquiera ella lo sabría, le daría igual con tal de que fuese lejos.